martes, 29 de octubre de 2024

"La Lucha por la Dignidad: La Iglesia como Voz de los Oprimidos"

En mi opinión, el texto de Pérez Esclarín y la concepción de "La Iglesia de los Pobres, Sacramento Histórico de Liberación" revela una profunda reflexión sobre el papel de la iglesia en la promoción de los derechos humanos desde la perspectiva de los oprimidos y su lucha contra la opresión.

En primer lugar, Pérez Esclarín aborda la transformación del mundo contemporáneo, donde el consumismo y la mercantilización han sustituido valores fundamentales como el honor, la generosidad y la honestidad. En este contexto, las personas son reducidas a meras mercancías, donde su valor se mide por lo que poseen. Este fenómeno genera una sociedad donde la miseria y la violencia son consecuencias directas del consumo desenfrenado. La frase "Vales lo que tienes" encapsula esta crítica, sugiriendo que la existencia misma se convierte en un delito si no se posee riqueza. Este análisis pone de aliviar una crisis de valores en la que el ser humano está despojado de su dignidad.


Por otro lado, según Curia y Sobrino la noción de "Iglesia de los Pobres" se fundamenta en un enfoque liberador que busca promover la dignidad humana y los derechos de los oprimidos. Según el documento analizado, esta iglesia se define como un sacramento histórico de liberación, que actúa desde las bases sociales y espirituales para combatir las estructuras injustas que perpetúan la pobreza y la opresión. La II Conferencia de Medellín (1968) es un hito en este movimiento, donde se enfatiza que la pobreza es resultado de estructuras injustas y se aboga por una iglesia que no solo reconoce el sufrimiento, sino que también actúa para transformarlo.

Según mi punto de vista, los valores Fundamentales desde la óptica de Pérez Esclarín critica la pérdida de valores humanos en favor del consumo. Sin embargo, la Iglesia de los Pobres debe promueve valores como la solidaridad, el servicio y el compromiso con los más necesitados. 

En cuanto a, la visión del ser humano Esclarín asegura que, el ser humano es visto como un objeto en un sistema consumista. A la inversa, en la iglesia de los pobres el ser humano es considerado sujeto activo en su propia liberación, con dignidad intrínseca.

De igual importancia, La acción social según, el profesor Esclarín denuncia una sociedad donde el lucro determina el valor individual. por lo tanto, la iglesia de los pobres debe asumir el compromiso a luchar contra las estructuras opresoras, promoviendo una acción pastoral encarnada en las realidades sociales.

Al mismo tiempo, Esclarín crítica cómo el poder se ha deshumanizado. Pero, la iglesia de los pobres busca desafiar el poder desde una perspectiva evangélica, abogando por una vida sencilla y comprometida con los pobres. Así pues, si la iglesia ha de ser iglesia debe centrarse en la necesidad de la comunidad de fe y de la comunidad local, una iglesia con una mentalidad teológica y crítica, una iglesia enraizada en la biblia y la cultura.

En definitiva, ambos textos ofrecen visiones complementarias sobre la condición humana en un mundo marcado por el consumismo y la opresión. Mientras Pérez Esclarín enfatiza las consecuencias destructivas del materialismo, la propuesta de "La Iglesia de los Pobres" ofrece un camino hacia la liberación y dignificación del ser humano a través del compromiso social y espiritual. Esta dualidad entre crítica y esperanza resuena profundamente en un contexto donde las luchas por justicia social son más relevantes que nunca.

Teol. Samuel Montes


miércoles, 23 de octubre de 2024

"Del 'Pienso, Luego Existo' al 'Consumo, Luego Existo'



 "Del 'Pienso, Luego Existo' al 'Consumo, Luego Existo'

Teol. Samuel Montes Henao

Según Pérez Esclarín (2008). De la duda como método filosófico para construir un mundo de certezas absolutas, pasamos a la duda como única certeza. Del “pienso, luego existo” cartesiano, raíz de la modernidad, hemos pasado al “consumo, luego existo; Pienso, luego estorbo”, de la posmodernidad. (p. 5)

Acerca de, la frase de Pérez Esclarín se puede observar una marcada transición de la Duda, la frase comienza con una observación sobre cómo la duda, que antes se utilizaba como método filosófico para alcanzar certezas absolutas, ha cambiado a ser considerada como la única certeza. Este cambio sugiere una crisis en la búsqueda del conocimiento y la verdad. En lugar de respuestas definitivas, vivimos en un mundo donde la incertidumbre es omnipresente y aceptada.

Además, Esclarín señala el hecho transicional casi que sin pasar advertido de Descartes a la Posmodernidad advirtiendo el contraste entre "pienso, luego existo" y "consumo, luego existo; pienso, luego estorbo" es particularmente revelador. La primera afirmación de Descartes establece una base racional para la existencia, enfatizando el pensamiento como el fundamento del ser. Sin embargo, en la posmodernidad, el énfasis se desplaza hacia el consumo y el materialismo, sugiriendo que nuestra identidad está más relacionada con lo que poseemos y consumimos que con lo que pensamos.

Otro punto es, de la crítica a la superficialidad en la segunda parte de la frase, "pienso, luego estorbo", introduce una crítica a la cultura contemporánea que parece desvalorizar el pensamiento profundo en favor de un enfoque más superficial y consumista. Esto puede interpretarse como una advertencia sobre cómo las voces críticas o reflexivas son a menudo ignoradas o consideradas inconvenientes en un mundo que prioriza la inmediatez, el consumo y seguidores a ciegas que ni se atrevan a criticar los sistemas de explotación en cualquier esfera de lo social.

Así mismo, lo anterior produce permutas en el paradigma reflejando un cambio en las dinámicas sociales y culturales. En lugar de fomentar un diálogo significativo y una búsqueda conjunta de la verdad, se promueve un entorno donde las opiniones se consumen rápidamente y donde el pensamiento crítico puede ser visto como un obstáculo para el progreso o la satisfacción inmediata.

Ahora bien, la frase es especialmente relevante en el contexto actual, donde las redes sociales y las plataformas digitales han amplificado esta tendencia hacia el consumo superficial de información. La capacidad de escuchar activamente y reflexionar se ha visto amenazada por un flujo constante de datos e información que premia lo efímero sobre lo sustancial.

Por consiguiente, el análisis de esta frase de Pérez Esclarín invita a una reflexión profunda sobre nuestra relación con el conocimiento, el pensamiento crítico y cómo nos definimos en un mundo cada vez más dominado por el consumo. Nos desafía a reconsiderar qué significa realmente existir y cómo podemos recuperar un sentido de profundidad en nuestras interacciones y en nuestra búsqueda del conocimiento.